Grabé este audio un martes a media tarde en mayo del 2019, mientras estaba sentada en mi casa y trabajando en el patio exterior de la casa donde me hospedo en la población “la 11” en Arica. Lo grabé un poco bajo, así que es mejor escuchar con audífonos, si lo haces.
Dejé la grabadora y continué trabajando y reflexionando, buscando en mi mente un agujero de conejo provocado por una serie de artículos en una edición especial del 2012 de Feminist Review sobre “El olor de la memoria” de Avtar Brah (1999), guardando los archivos PDF en mi computador, leyendo la introducción de Irene Gedalof y Nirmal Puwar y el artículo de Stuart Hall (¡agregué algunos de estos a mi lista de lectura de trabajo de campo y métodos!), y apunte notas, algunas más académicas y otras más de mis sentimientos . Esos sentimientos son lo que estoy por compartir a continuación. Sin embargo, algunas cosas académicas están presentes y otras también aparecieron cuando lo edité más tarde. Los sentimientos los sentía como buenos. Tenía otro trabajo que debía haber estado haciendo pero decidí quedarme, quedarme con estos sentimientos buenos y muy reflexivos mientras los tenía.
Sentada aquí escuchando, con los audífonos enchufados en la grabadora, me ayudo a sentirme adentro de lo que estoy viviendo. Sentirme aquí. Presente. Aterrizada y encarnada en este momento y lugar. Encarnada, especialmente como alguien cuya ansiedad puede tomar una forma de disociación, sentirme desconectada de mi cuerpo físico, como si viera la vida desde otro lugar. Y otro día me di cuenta de que, ya no me daba cuenta de que los perros del vecindario conversaban en la noche, tal vez me estoy acostumbrando o tal vez mi mente se está desviando, tal vez ambas cosas; estoy bastante segura de que los perros todavía ladran.
Esta práctica me hace pensar en cómo la etnografía sensorial puede tomar forma como una clase de práctica meditativa, reflexiva. Cómo puede crear una memoria, una memoria personal realmente, estar en este espacio, sentarme aquí, conocer aquí, sentir aquí, cuestionar qué es “aquí” para mí ahora, cuál es mi hogar “real”, volver allí “allí”. “Esto es para mí, pienso en futuros que recordar de aquí, futuros para intentar recordar el aquí desde allí, si habrá lo mismo allí, y cómo mi aquí siempre está co-constituido por mi allí.
Qué suerte tan curiosa y coincidencia, terminé en un lugar lleno de aves raras cuyos píos se mezclan en un paisaje sonoro de cantos de pájaros, ladridos, música y autos en movimiento, entre otras vibraciones. Los sonidos de una ciudad están aquí, pero no como el de la ciudad de Nueva York donde vivía antes. Aquí están los sonidos del desierto de una ciudad más pequeña en la que nunca antes había vivido. Nunca en una ciudad más pequeña, menos en el desierto.
Estoy pensando en la etnografía sensorial como una presencia y atención intencional a lo sensorial, y especialmente al sonido, porque capturar el sonido implica cierta quietud, algo de atención adicional y autoconciencia a cada movimiento que vibra. Me está entrenando para estar mucho más atenta a cada uno de mis movimientos y sentidos. Y mientras me siento aquí, huelo un poco de pan quemado, la tarde se acerca a las 7 de la tarde y los vecinos está empezando a comer algo, probablemente “la once.”
En este clip de audio se encuentran los sonidos de mi escritura y el clic en mi computador, el computador que responde, mi lápiz sobre el papel, mis suspiros, mi teléfono celular soñando, golpeando la grabadora; sonidos de pájaros cantando y revoloteando, perros ladrando, voces distantes y música de reggaeton (palabras imposibles de interpretar) y herramientas eléctricas zumbando en las casas en construcción, la sombra del patio crujiendo con el viento, los autos retumbando y una mosca zumbando. La grabadora estaba en la misma mesa pequeña en la que estaba trabajando, en realidad en la parte superior del otro lado de la libreta de cara abierta donde estaba anotando algunas notas. La grabadora estaba aquí conmigo.
En cierto sentido, este audio es una representación de mi vida aquí haciendo “investigación”. Como Michelle Yom analiza en su artículo reflexivo sobre el ASMR grupal, los sonidos nos tocan en cierto sentido. Yo registro y comparto esta intimidad, aquí, por una posible curiosidad compartida. La grabación del sonido en sí misma la hice más para mí que para ti, lector anónimo. Estoy haciendo notas mentales para hacer más de esto en otros lugares, más representaciones de intimidades de otros hogares, otros aquí, para mí también. Y tal vez en un futuro cercano haré una creación de sonido más elaborada, con la duración de una canción que podría ser más para ti.